lunes, 24 de enero de 2011

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta...
y un kilo y medio
de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navio
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que,
cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya

No hay comentarios:

Publicar un comentario